02 Oct
02Oct

¡Hola aventureros! 

Llevo varias semanas dándole vueltas a como materializar el hecho de compartir con vosotros una de las temáticas relativas a la educación de nuestros hijos que a mí más me preocupa, su educación digital. 

Precisamente, yo trabajo en el ámbito de la informática y tengo que deciros que "en casa del herrero, cuchillo de palo". Sí, sí. Cuanto más miraba atrás, más dudas me surgían respecto a cómo había afrontado este tema. 

En mi cabeza estaba constantemente esa vocecita diciendo: "Lo podrías haber hecho mejor". De forma resumida, creo que no debería haberles dado acceso a la tecnología a una edad tan temprana, y mucho menos con la intención que lo hacía que no era otra que la de poner a mis hijos en modo OFF. 

En mi defensa debo alegar que, aunque supiera mucho de tecnología desde el punto de usuario, no tenía ni idea de cómo abordarla desde la perspectiva de la educación. Ahora, con lo que voy aprendiendo y practicando, tengo que deshacer muchas rutinas que mis hijos de 10 y 12 años ven como un derecho adquirido. No es tarea fácil, pero no pienso abdicar en el intento. 

¿Te sientes identificado en algo de lo que he contado hasta ahora?. Si es así creo que mi nueva idea te va a gustar. 

Al igual que hice la semana pasada con la serie "CERÉBRALO", quiero aprovechar para crear una nueva serie sobre la educación digital de niños y  padres. A esta serie la voy a bautizar como "FORTALEZA DIGITAL"

En FORTALEZA DIGITAL iré publicando artículos sobre aspectos generales de la educación de los padres e hijos en el entorno tecnológico, el impacto de la tecnología en los niños y sus relaciones sociales, las amenazas existentes en el ciberespacio, pautas de mediación parental, etc. 

De esta forma pretendo acercaros esta cuestiones para que os permita reflexionar sobre las mismas y, en caso de qué sintáis que resuena con vosotros, cambiar el enfoque. 

En el episodio de hoy, me gustaría hablaros sobre las cuestiones más generales de la educación de nuestros hijos en un entorno tecnológico. 

Lo primero, un dato para poner en contexto. ¿Sabéis cuál es el nivel de acceso de los niños a Internet en España actualmente?.  Según el último informe del Observatorio Nacional de Tecnología y Seguridad (ONTSI), el 98% de los niños y niñas de entre 10 y 15 años utilizan Internet de manera habitual, y siete de cada diez niños menores tiene acceso a través de un teléfono móvil. 

Dicho esto, estoy seguro que todos sois conscientes del impacto que las tecnologías digitales han tenido sobre la vida familiar. Esta tecnología se encuentra en el epicentro de muchas de las conversaciones que tenemos con nuestros hijos, ya que nuestros hijos y adolescentes están descubriendo el mundo digital,  y nosotros como padres estamos intentado aprender a educar en ese ámbito. 

En este entorno educativo familiar, el tiempo es oro. Nuestros hijos van creciendo en ese mundo repleto de dispositivos tecnológicos y debemos tener en cuenta que, al igual que en otras cuestiones (por ejemplo, la sexualidad), lo que no aprendan en casa terminarán aprendiéndolo en la calle, fuera de nuestro alcance, sin poder de decisión sobre qué aprenden ni cómo lo aprenden. 

Muchos padres caemos en el error, por falta de conocimiento o de tiempo, de dejar al libre albedrío de nuestro hijos su educación en el entorno digital. En ocasiones, lo justificamos afirmando que son nativos digitales. Perdonad que os diga pero los nativos digitales no existen porque, si nuestros hijos son nativos digitales por mover las pantallas con un dedo, los monos y sus crías también lo son. 

Dicho esto, queda claro que nuestros hijos necesitan nuestra implicación en este proyecto. No podemos permitir que estén más conectados que nunca y, a la vez, estén más solos que nunca. Necesitan a su superhéroe favorito que les enseñe como sobrevivir en un mundo desconocido. Necesitan que te pongas el traje de ciberpapá y les ayudes a construir la fortaleza digital que les va a proteger de ahora en adelante. 

¿Qué no tienes traje de ciberpapá?. No te preocupes que te voy a ayudar a que lo diseñemos juntos. 

Paso 1: Ser conscientes de que no partimos de cero. 

Los padres no estamos libres de llevar mochila. Somos seres humanos y tenemos interiorizadas una serie de creencias que van a condicionar notablemente la estrategia que queramos llevar en la educación digital de nuestros hijos. En esta mochila, entre otras cosas, solemos llevar: 

  • Miedos: generados por las dudas que nos surgen sobre nuestra capacidad para lograr el éxito de esta misión educativa.
  • Ruidos: ante el exceso de información disponible, y contradictoria, sobre las cosas buenas y malas del impacto de la tecnología en las familias.
  • Nostalgia: al pensar que nuestra infancia y adolescencia fue mucho más perfecta cayendo en la tónica de tomarlas como referencias para nuestros hijos.
  • Prejuicios: observando con ojos de adulto que nosotros hubiéramos hecho mejor las cosas con la edad de nuestros hijos.

Así que lo primero que tenemos que hacer para poder realizar la misión de forma más cómodo es aligerar de peso la mochila. 

Dejarla completamente vacía será difícil ya que requeriría de un profundo trabajo de crecimiento personal, pero estoy convencido que, con poco esfuerzo, podríamos quitarle algún kilo de peso.  

Después de esto, sólo nos queda aceptar cúal es nuestro punto de partida. No es bueno ni malo, simplemente es nuestra casilla de salida. 

Paso 2: Determinar qué es lo que queremos para nuestros hijos. 

Muchos de nosotros solemos hablar sobre lo que no queremos para nuestros hijos. No queremos que pase mucho tiempo delante de las pantallas, no queremos que sea adicto a los videojuegos, no queremos que su rendimiento escolar se vea afectado, …, pero, ¿sabemos lo que queremos?. 

Hablar en términos de lo que sí queremos permite aportar claridad a la misión. Nos facilita diseñar una estrategia adecuada que nos acerque al objetivo perseguido. Seguro que coincides conmigo en que lo que queremos para nuestros hijos es que aprendan a convivir con la tecnología de una manera consciente, responsable, positiva, colaborativa y creativa; en definitiva, que aprendan a gestionar adecuadamente cualquier situación que se les pudiera plantear en el entorno digital. 

Paso 3:  Fórmate con la C.I.A. 

Como hemos comentado en varias ocasiones durante este post, el proceso educativo es mutuo y tú, como superhéroe, también necesitas formarte. Para ello, ten siempre presente a la CIA (Claridad, Implicación, Ayuda): 

  • Claridad: Conocer que necesita nuestro hijo en cada momento.
  • Implicación: Participar de forma activa con tu hijo en el proceso de aprendizaje.
  • Ayuda: Si no sabes como afrontar algo, pide ayuda.

¿Te has dado cuenta?. Ya tienes los materiales esenciales necesarios para confeccionar tu traje de ciberpapá. Recuerda, ¡sólo es el traje!. De las armas y poderes del superhéroe, seguiremos hablando en los siguientes episodios de la serie. 

Un saludo a todos y que paséis una feliz semana.



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