¡Hola, amigos!
Hoy me gustaría compartir con vosotros algunos aprendizajes extraídos de la formación que acabo de finalizar sobre "Relaciones de Pareja", impartida por el coach e interventor estratégico Tino Fernandez (https://indeser-360.com).
Durante el desarrollo del curso, una de las temáticas troncales se centró sobre los 5 hábitos que facilitan una relación de pareja extraordinaria. Para Tino, jugando desde el amor y la pasión, estos cinco hábitos son:
Una vez que comprendí lo que había detrás de cada hábito, me di cuenta de que, con alguna adaptación, estos hábitos podrían ser realmente aplicables a cualquier tipo de relación. Bajo mi punto de vista, los dos primeros, comprender desde el corazón y dar a tu relación aquello que realmente necesita, son especialmente relevantes en la relaciones con nuestro hijos.
Comprender y dar son dos acciones que están muy relacionadas con la calidad de la comunicación. Si no entendemos a nuestro hijo, si no sabemos qué necesita para su bienestar emocional, poco vamos a poder ayudarle a crecer. Al igual que ocurre cuando vamos de viaje al extranjero, conocer el idioma nativo de ese territorio es esencial para disfrutar del mismo y, en caso de ser necesario, buscar soluciones a los problemas o necesidades que nos puedan surgir.
Trasladado a las relaciones paterno-filiales, en el viaje del crecimiento y desarrollo de vuestros hijos, ¿cómo os comunicáis con ellos?,¿habláis el mismo idioma?.
Estoy convencido de que la mayoría sí que lo hacéis, o al menos lo intentáis. Desde que nacemos, todo ser humano lo hace con una forma de comunicación universal, el amor. Lo obtenemos con la primera caricia y lo vamos desarrollando durante el resto de nuestra vida. Es nativo, está ahí. Pero, ¿sabéis que el amor tiene distintos lenguajes?, y ¿qué dentro de cada lenguaje hay incluso dialectos?.
Gary Chapman, pastor baptista estadounidense y reconocido experto en relaciones matrimoniales, identifica que existen cinco lenguajes del amor, y considera que para que una relación funcione, cada uno debe comunicar o expresar su amor en el lenguaje de la otra persona. En caso contrario, puede que pensemos que estamos dando amor a nuestras relaciones pero la persona que tiene que recibirlo no lo percibe como tal. Y ahí, empiezan los conflictos.
Aterrizando la cuestión de los lenguajes del amor a la relación padre-hijo, los cinco lenguajes del amor según Gary Chapman son las palabras de afirmación, los tiempos de calidad, recibir regalos, los actos de servicio y el contacto físico. Estos lenguajes no son excluyentes entre sí; es más, todos hablamos varios de ellos, pero siempre tenemos uno primario que es el que usamos con mayor frecuencia.
Los padres tendemos a decir muchas palabras de afirmación a nuestros hijos cuando son pequeños. Ante todo lo que hacen, solemos responder con: "¡Muy bien!, ¡Vamos!, ¡Arriba, no pasa nada!". Pero, ¿por qué conforme van creciendo esas palabras de afirmación y ánimo se convierten en palabras de acusación?. ¿No es verdad que cuando no recogen completamente su cuarto, les reñimos por lo que falta y no les felicitamos por lo que han hecho hasta ese momento?. Cuando crecen tendemos a juzgarles por sus fracasos en lugar de por sus logros.
Si el lenguaje principal del amor de nuestros hijos son las palabras de afirmación, las palabras negativas que les lancemos pueden afectar en su personalidad no sólo de niño sino también de adulto. Por ello es muy importante la forma de hablar y las palabras que utilizamos para dirigimos a ellos, evitando utilizar las temidas etiquetas (eres tonto, eres un desordenador, eres, eres, eres …).
En mi caso, un truco que me funciona es cambiar "eres" por "te comportas como". Aunque pueda parecer lo mismo, no es igual. Utilizando la primera opción "eres", etiquetas, le pones una mochila que debe llevar, el niño interioriza una característica personal que, dada la figura de autoridad de los padres, la ve como verdad. Sin embargo, con la opción "te comportas como" no te diriges a su forma de ser, sino a la forma de actuar en ese preciso momento, y dejas abierta la puerta a una conducta más adaptativa en otra situación similar futura.
Aunque pasar tiempo de calidad con nuestros hijos puede abarcar un sinfín de actividades distintas con ellos, en función de la etapa o el momento que les toque vivir, para que sean verdaderamente de calidad debemos comprometernos a dedicarles atención completa.
Muchos de nosotros, como adultos, mirando retrospectivamente a nuestra niñez, quizás no recordemos lo que nuestros padres nos dijeron pero sí lo que hicieron. Si el "tiempo de calidad" es el lenguaje principal de amor de nuestro hijo y sabemos hablarlo, esto nos permitirá pasar tiempo de calidad con él y facilitará que, llegada la adolescencia, no se sienta vacío y busque esa atención exclusivamente en sus compañeros.
A mí personalmente esta modalidad de lenguaje del amor me ha planteado muchas dudas. Lo primero que me vino a la cabeza fue la prevalencia del amor interesado sobre el amor incondicional, pero una vez entendí la sintaxis de este lenguaje se me aclararon todas ellas.
Algunos padres y abuelos tendemos a hablar este lenguaje de forma excesiva, demostrando a nuestros hijos cuánto les queremos a través de regalos de diversa naturaleza. ¡Que no le falta nada a mi niño!.
En esta afirmación nos excusamos, pero debemos entender que, si el lenguaje principal del niño no es recibir regalos, estos pueden significar muy poco emocionalmente para ellos. Y no tenemos que perder de vista que lo que buscamos es que el tanque emocional del amor de nuestros hijos este lleno.
Esto lo podemos detectar de una forma sencilla. Si cuando hacemos regalos a nuestros hijos, estos apenas dan las gracias, no reaccionan de forma efusiva, juegan un poco y enseguida lo dejan a un lado, si no los cuidan, etc., entonces nuestro hijo no habla este lenguaje. En caso contrario, puede que este sea el lenguaje principal de nuestros hijos.
Si es así, recordad que no importa la calidad o el precio del regalo, lo que llena a nuestros hijos es la intención, la demostración de amor mediante la acción de regalar, no el objeto material en sí.
Desde que nuestros hijos nacen, estamos continuamente involucrados en actos de servicio hacia ellos (bañarles, alimentarles, ayudarles con los deberes, etc.). Unos los toman como algo natural y que debe ser así, y otros lo ven como un acto de amor.
Si tus hijos expresan a menudo aprecio por todo lo que haces por ellos, eso es una pista de que estos actos de servicio son emocionalmente importantes para él. Otra forma de detectarlo es ver si tu hijo se ofrece a ayudarte cada vez que te ve trabajando en algo. Si es así, ¡ahí lo tienes!.
Es uno de los lenguajes más potentes a nivel emocional y uno de lo más fáciles de aprender. Un abrazo, una caricia, un beso o un roce puede hacer estallar o calmar nuestro estado emocional. Cuando somos pequeños, y aún no sabemos qué es el amor, nos sentimos amados a través de este contacto físico.
Si hay que tener en cuenta que no podemos hablar el mismo dialecto en cada una de las etapas de crecimiento de nuestros hijos. Achuchar a un niño no puede tener el mismo efecto que realizar esta acción sobre un adolescente. Salvo que sea tu abuela, que a ella se lo perdonamos todo.
Por eso, debemos adecuar el dialecto al momento. Por ejemplo, si nuestro hijo es adolescente, y su lenguaje principal de amor es el contacto físico, puede que no deje que le abracemos delante de sus amigos pero seguro que se comunica con nosotros de alguna forma que provoque dicho contacto.
Ahora que hemos visto los distintos lenguajes del amor en nuestros hijos, ¿te aventurarías a identificar cual podría ser el principal de tu hijo?. Obsérvalos, mira cómo expresan su amor a los demás. Eso te puede dar una pista para descubrir su modalidad de lenguaje. Y si tus hijos son grandes, y te das cuenta de que has estado hablando el lenguaje de amor equivocado con ellos, no dudes en decírselo desde la vulnerabilidad y la confianza hacia ellos. Cuando los miembros de la familia hablan el lenguaje del amor de los demás, el ambiente emocional de la familia sólo puede mejorar.
Espero que lo disfrutéis. Os leo en comentarios.